NOCHE ROJA DE LUNA LLENA
En el vestuario, Roberto Fernández Rojo terminaba de ponerse la ropa en un banco que había en el centro. Después se miró al espejo y se puso el pelo como a él le gustaba con el peine. Roberto, que era un delantero ya en franco declive aunque la prensa lo ensalzara, le dijo a su amigo Rodri:
-Tío, después nos vemos en Pacha, ¿no?
-Sí, ahora dentro de un rato estoy allí con Manel.
-Venga, allí nos vemos, no tardes.
En el vestuario, Roberto Fernández Rojo terminaba de ponerse la ropa en un banco que había en el centro. Después se miró al espejo y se puso el pelo como a él le gustaba con el peine. Roberto, que era un delantero ya en franco declive aunque la prensa lo ensalzara, le dijo a su amigo Rodri:
-Tío, después nos vemos en Pacha, ¿no?
-Sí, ahora dentro de un rato estoy allí con Manel.
-Venga, allí nos vemos, no tardes.
Roberto cobraba 7 millones de euros limpios pero no tenía chófer. Rodri, que era un jugador afeminado que no jugaba duro y no metía la pierna en el campo, sí tenía. Tampoco sudaba la camiseta. A Roberto por lo menos no se le podía reprochar eso. Lo de Manel Salvador ya era caso aparte. Había sido un gran lateral, pero ahora parecía parapléjico. Había ido perdiendo la forma desde que su suegro ex presidente le hizo un contrato millonario por un montón de años. Ya no estaba en forma. Ahora en el único sitio en el que era bueno parecía ser la barra de un bar. O en las mesas, mejor en las mesas, a él le gustaba estar sentado en el reservado bebiéndose un vodka.
Roberto salió del vestuario y se despidió de su compañero. En cuanto salió, se acercaron a él periodistas y fans para que les contestara preguntas o les firmara autógrafos. Terminó de atenderlos a todos y se dirigió hacia su coche. Lo abrió y se dispuso a entrar. En ese momento llegó un chaval joven para pedirle un autógrafo.
-Eh, Roberto, me firmas aquí –le dijo al futbolista. Pero éste se metió rápidamente en el coche y se fue. Esto era algo que no solía hacer -pensaba que se debía a los aficionados- pero en ese momento estaba muy cansado.
El chaval, que era rubio y delgado, gritó en voz baja:
-¡Me cago en tus muertos!
El jugador del Atlético Aviación llegó en su coche a una gasolinera. Tenía un pequeño bar con dos tragaperras y una maquina de tabaco. Fue hacia la dependienta y, sacando un billete de 100 euros, dijo:
-60 euros de gasolina al Audi Negro. Y de lo que sobre dame 20 euros en monedas.
Le dio las llaves a la chica para que le pusiera la gasolina y se fue hacia el bar. Echó unas cuantas monedas en una y se acercó a la pequeña barra.
-Un J&B con cola –dijo.
-Lo que sobre dámelo en monedas.
Fue a la máquina y empezó a jugar. Lo hacía bastante bien, pero todo lo que ganaba lo volvía a echar. Bebió un poco del whisky que había en el vaso que tenía en la mano y lo paladeó con placer. Después lo volcó en su garganta y se lo bebió todo de un trago. Cuando había gastado todas las monedas en la máquina volvió al coche. Entró, encendió las luces y arrancó. Se puso en la boca un inmenso canuto de Marihuana. Se marchó hacia una zona de descampados cercana mientras fumaba grandes caladas. Cuando estaba allí, metió la 2ª y empezó a circular lentamente para ver qué encontraba. Vio a un chico cuya silueta le gustaba y se desplazó hacia él. Abrió la ventana y se acercó.
-Te la chupo por 20 –dijo el chico, que resultó ser el mismo al que hacía un rato había negado un autógrafo.
«No puede ser, éste es el mamón de Roberto», pensó cuando lo reconoció.
-Venga, sube.
Roberto condujo sin hablar hacia un oscuro bosquecito que había algo más lejos. Allí paró el coche. En el firmamento, la luna llena parecía arder, el cielo era completamente rojo.
-No veas si te has venido lejos –le dijo el chapero.
-Sí, prefiero tener intimidad –contestó el futbolista de forma cortante–. Bueno, empieza ya con lo tuyo.
El joven le hizo la mamada. Se metió el miembro en la boca y tras 2 minutos el caliente semen se derramó. Se lo tragó. El deportista bajó de su Audi y se dirigió a un árbol cercano. Se cogió la churra y meó. El otro hizo lo propio no muy lejos de allí. Roberto acabó primero y volvió al coche. Lo arrancó y abrió la ventanilla. Cuando Jimmy, que así se llamaba el puto, se acercó al coche, su cliente le tiró los 20 euros por la ventana y dijo al estilo de Hollywood, o más bien de Leganés, Getafe o Antena 3:
-Ahí tienes lo tuyo.
Después se alejó con el coche.
-¡ME CAGO EN TUS MUERTOS, MARICÓN, TE VAS A ENTERAR! –gritó Jimmy.
El futbolista llegó a la discoteca y dejó el coche en el aparcamiento VIP. Después se fue al cielo de Pachá hacia para reunirse con sus compañeros de equipo. Una vez en la Zona VIP, pidió un cubata de Vodka y se lo bebió de un trago.
-Toma, guapa –dijo después, dándole su Visa a la camarera.
-Quédatela y me vas cobrando de ahí. Dame un Cardhú con cola. Y si quieres invitar a algo a alguna amiga y cobrártelo de aquí, puedes hacerlo.
Cogió su vaso, guiñó un ojo a la chica rubia de la barra y se acercó a la mesa donde estaban Manel, Rodri y Cliff Makulula, un mediocentro africano nacionalizado francés que se les había unido.
-Qué tal, has tardado, ¿eh? –le dijo Rodri cuando llegó.
-Qué pasa, tíos! Sí, he estado haciendo unas cosas.
-Qué cosas habrás estado haciendo, truhán.
-¿Has visto cómo está esto de putitas?, ehe, ¿Roberto? –le preguntó Manel.
-Sí, hay ambiente.
-Yo follé a esa morena que haber ahí la otra noche –dijo Makulula con su forma de hablar peculiar.
-Jeje, seguro que quedaría contenta –contestó Manel–, con la pedazo de tranca que tienes.
Y su compañero no mentía. Raro que un club que vendía tanto los productos de sus jugadores y se quejaba de que el francés no era mediático no comercializara un consolador reproducción del pene del francés.
-Jeje –rió el tipo de color.
-Pues cuidado, que esa va del tirón a la tele a contarlo, macho. Ya estuvo contando lo que hizo con el ex de la hija de una cantante.
En ese momento 5 o 6 chicas jóvenes llegaron alborotando.
-¡AAhh, son los jugadores del Atlético Aviación! –decían a coro.
-RODRI, ROBERTO –chillaban algunas.
-Uff, lo que hay que aguantar –dijo el segundo mientras a Manel y Makulula les brillaban los ojos. Rodri se colocaba bien el flequillo mientras respondía:
-Hay que ver, tío. Tú es que como estás casado y te conformas con tu mujer…
Una chica se sentó en las piernas de Roberto y otra le besaba en los labios. Él la siguió un par de segundos y lo cortó.
-Ya está –dijo. Manel se frotaba las manos.
-Chicos, me voy con ésta pa allá –les avisó Makulula mientras se iba hacia un reservado con una joven rubia con dos grandes tetas y un trasero espectacular que lucía un corto traje blanco de dos piezas: falda y top.
-Pues sí, hija, tengo coca –le decía Manel a una chica muy joven con la mirada perdida y pinta de viciosa. Estaba algo metida en carnes pero era guapa y tenía un atractivo sexual enorme. Minutos después entraban en otro reservado.
Roberto, que se quitaba de encima como podía y contestaba con desinterés a varias chicas, vio a Rodri llamándole con la mano. Se acercó y éste le dijo:
-Tío, Manel se está hartando de coca en el reservado con la jamona esa.
-Siempre igual. Vale que no juega mucho porque está fuera de tono, pero es que ahora tiene que estar por fuerza un mes sin jugar por los controles.
-Bueno, en realidad da igual, éste ya no vale pa ná.
-Hombre, un par de patadas mete, pero, además, que no me gusta que un jugador del equipo se meta coca y dé una mala imagen del club.
Se acercó al reservado en que estaba Manel e intentó entrar. La puerta estaba cerrada desde dentro y era imposible acceder. Juntó su cara contra un cristal negro muy oscuro para mirar. Se veía poco pero algo se distinguía. Logró intuir el cuerpo encorvado de su compañero agachando la cabeza y moviéndola lentamente hacia delante. Estaba esnifando cocaína. Muy cabreado y pensando echarle una bronca al día siguiente, Roberto decidió irse del local. Se tomaba muy en serio su función de capitán del equipo. En ese momento, la puerta del reservado de al lado se abrió. Cliff salió con cara de felicidad y con la frente muy brillante. La chica rubia iba agarrada de su brazo, muy sudada y con el vestido mal puesto. Tenía la boca abierta y una sonrisa de satisfacción. Sus ojos estaban un poco más cerrados de lo normal y sus pupilas apuntaban hacia abajo. Andaba con dificultad.
-Hasta luego, Rublo –dijo el mediocentro.
-Adiós –contestó éste.
-Chao, Rodri –dijo después el capitán.
-Mañana nos vemos, tronco –contestó el presumido jugador guiñándole un ojo y tocándole un hombro.
Roberto recogió su tarjeta de crédito y se fue. Antes pidió una copa de vodka y la bajó de un trago. Se llevó un whisky para el camino. Cuando estaba lejos y Rodri no podía verle, sacó un puro, lo encendió y empezó a disfrutar del humo en su boca. Llegó al coche medio tambaleándose. Aún llevaba en su mano medio vaso de whisky. Se lo bebió de un tragó y lo reventó contra una farola que había en el aparcamiento. Después entró en el vehículo. Arrancó su Audi y salió de allí quemando rueda: IIIIIiihhhh.
Tras la salida a gran velocidad saltó un pequeño bordillo que había en la calle. Sin pensarlo dos veces, se dirigió hacia un lugar en el que podría encontrar alguna lengua rápida que le hiciera disfrutar. Cruzó unas cuantas calles de Madrid y se fue acercando a las afueras. Llegó a un polígono industrial en el que sabía que se traficaba con la carne en la noche. Sexo masculino. Homosexual. En la primera esquina que vio gente, paró. Había un par de chicos jovencitos.
-¿Qué quieres, guapo? –escuchó al acercarse.
-Te la chupo por 20 euros, tío –dijo uno rubito. Era Jimmy, el que se la había comido antes de ir a Pachá.
Roberto, que con la borrachera no se daba cuenta de nada y vio que éste era más guapo, le dijo que subiera.
-Vámonos.
«¡¡ÉSTA ES LA MÍA!! –pensó el chapero–. Éste me la hace 2 veces pero no 3». Entró en el coche y el delantero le soltó balbuceando:
-Ve comiéndome la polla, que vamos a un piso que tengo aquí cerca. A unos 25 minutos.
-Quiero 200 euros por adelantado.
Su cliente sacó la cartera y le extendió dos billetes verdes. Aceleró y puso rumbo al apartamento que tenía en el Paseo de Recoletos. Mientras, el joven chapero se la chupaba, provocándole una erección. Aunque debido al efecto del alcohol el miembro estaba algo flácido. Con la polla en ese estado y llena de saliva, llegaron al garaje que el futbolista tenía debajo del apartamento. Metieron el coche en su plaza y subieron al piso en el ascensor. Cuando llegaron, Roberto le dijo a Jimmy que fuera a un cuarto y él entró en el baño. En la habitación, el joven chapero sacó un botecito de vaselina y se fue desnudando. Tocó el colchón y alisó un poco la sábana. Levantó la almohada y después volvió a colocarla en su sitio. Roberto entró en el dormitorio.
-¡Ponte a cuatro patas! –exclamó con violencia.
-Mejor ponte con el culo en pompa –dijo como quien habla con un esclavo. El chico se puso abundante vaselina en el culo y el otro empezó a metérsela. Una penetración anal sin delicadeza.
«Está intentando hacerme daño adrede» –pensó el joven marica.
El penetrado estaba apoyado contra la cama con el culo hacia arriba. En medio de ese acto de negocio y lujuria, pensó en sacarse rápidamente el pene del futbolista, pero eso le podría desgarrar el ano, haciéndole bastante daño. Bastante sangre. Aguantó como pudo. Esperó a que su cliente eyaculara y después, con el falo un poco más flácido, se lo sacó rápidamente de su trasero. Levantó la almohada, echó mano a la navaja y, sin tiempo para que Roberto reaccionara, se la clavó en el cuello. Cuando la hoja estaba dentro la desplazó con fuerza haciendo más grande el corte.
Crrjj –notó como se desgarraba una arteria.
El chico rubio sacó la navaja del cuello y la sangre brotaba intensamente.
-No, no, hijoputa, llama a un médico –dijo el moribundo tapando en parte con su mano la salida de la sangre.
El apuñalador fue al baño y se lavó las manos con tranquilidad. Roberto se arrastraba lentamente por el suelo dejando un rastro de sangre. Hablaba con dificultad pero ya casi ni se le entendía. La puerta de la casa se cerró y el jugador cayó sin fuerzas. Quedó yaciendo allí, en un charco de sangre.
Etiquetas: Absurdrealismo, alcohol, bohemia, Bukowsky, deportes, drogas, Generación de la Primera Crisis Siglo XXI, Nueva narrativa gaditana, Realismo sucio, Relato, Relato Erótico, sordidez
11 comentarios:
jajaja ¿Has matado a Raúl en tu relato? jaja pues si es un crak (según dicen) yo no entiendo na del fútbol. Un besiko! menudo futuro más negro tiene el Madrid jaja
FRA:CO, un relato original que, posiblemente, se acerca a la realidad de ese y de otros tantos futbolistas, pero cargarte a Raúl no era necesario, hombre. Aunque me has hecho sonreir con ese final, lo encuentro un poco bestia.
Un beso
Hola FRA:CO!
Estoy pasando por los blogs de los seguidores de El Túnel de mis Piernas para avisarles que por motivos de causa mayor me mudé a un nuevo blog: http://wouldyoudance.blogspot.com. Espero verte por allá!
Un abrazo!
Gran entrada amigo....
pero, en futbol mejor no opino
Gracias por pasar por mi blog.
Saludos
¡¡¡Qu bueno!!Me ha encantado!!Es genial!!
Volveré por estos mundos
Un besote y feliz semana
INDEPENDIENTEMENTE DEL FINAL. NO TE EXTRAÑE QUE LA MAYORIA DE JUGADORES SEAN DE ESA CALAÑA. UN SALUDO.
Tomo nota Portenita. Me alegro de que os haya gustado. "La Loca..." Raúl ya no es un crack. Mara Agatha y Zerep Nauj, seguro que la vida de Raúl no se parece en nada esto. Esta narración es pura ficción.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hola! No se que pasa que a lo ultimo la letra se hace muy chiquita y no lo pude leer entero. Hasta donde pude leer me gusto muchisimo
En el Mozilla Firefox a veces pasa lo de la letra pequeñita, ponlo en el internet explorer y va bien. Un beso a todos. Muaaaaaaaaaaaaaaaaaaaak. Jeje.
Muy bueno tío.Aut.entico y real.Un saludo y hasta siempre.
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