Los Flying Congrios

Publicación de relatos y poemas

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Lugar: Cádiz, Andalucía/Cádiz, Spain

Pescador de Congríos nacido en la antigua Mileto en el año 2000 de la era de John Lennon.

viernes, 5 de junio de 2009

LLÁMAME PERRA PERO FÓLLAME BIEN

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Todo empezó una noche de luna llena. Yo estaba frente a la playa, en aquella casa tan bonita que solíamos alquilar junto al mar. En la tumbona de madera descansaba mi esqueleto de aquellos días de sexo con Ramón. Miraba al horizonte, luminoso en la oscuridad, y sentía de nuevo el deseo de ser poseída por un macho, de que los fluidos de vida entraran y salieran de mi interior. Debajo de mi tanga empezaba un placentero cosquilleo que llegaba hasta mi pecho, elevándose hasta mi garganta como un fuego. Quería saciar un apetito sexual creciente, pero mi esposo había tenido que regresar a la capital para atender unos imprevistos de última hora en los negocios. Mi piel, morena por el sol, estaba húmeda y suave, palpitante en algunas zonas. Por mi frente resbalaban unas cuantas gotas de sudor que quité con mi mano. En ese momento, Juan, mi vecino, salió al porche que había junto al nuestro.

-Hola, ¿qué tal, María? –me preguntó.
-Bien, un poco aburrida aquí sin Ramón.
-Es verdad, que tuvo que volver a la ciudad por trabajo. Bueno, pues si quieres puedes pasar ahora por nuestra casa a tomarte algo. Rosa ha ido a llevar a los niños a casa de unos amigos. Mañana van a ir de excursión muy temprano y hoy se quedan allí a dormir. Ella viene ahora dentro de un rato.

Entré en su casa.
-Ponte cómoda. Hija.

Así hice.

-¿Te sirvo algo?
-Bueno… ¿qué tienes?
-Pues iba a preparar unos mojitos.
-Ahh, vale, ponme uno –le contesté. Él cogió la coctelera, la hierbabuena y todo lo necesario para realizar el cóctel y empezó a prepararlo. Sirvió una copa para cada uno y se sentó junto a mí.

Desde el sillón que estaba a mi lado notó cómo ardía mi cuerpo. Nos fuimos aproximando y poco después estábamos hablando muy pegados. Sin ni siquiera darme cuenta empezamos a besarnos con deseo. En eso llegó su mujer.

-Rosa… –dijo él con trémula voz cuando la vió.
-¿Qué? Debería darte vergüenza…
-…montándotelo aquí con esta viciosa… ¡Y no me esperas para empezar la fiesta!

Entonces, ante mi cara de asombro, se quitó la camisa y se acercó a nosotros. Empezó a besar a su marido y después se acercó a mí. Me tocó suavemente el trasero en su parte más alta, me acarició los hombros y me besó. Nunca antes me había besado una mujer, pero me gustó. Juan nos sirvió unas nuevas copas y seguimos hablando, besándonos y tocándonos los tres. Cuando la temperatura del cuarto subió demasiado y se habían derretido ya un par de lámparas y el mando a distancia del televisor, nos fuimos al cuarto del matrimonio. La cama era muy ancha y larga, 3,40 por 3,10. El cabecero tenía forma de corazón. Todo muy romántico. Nos quitamos la ropa -la que quedaba- y empezamos a gozar los tres juntos sobre la cama. Primero Juan y yo nos besábamos y Rosa me lamía el coño. Las dos manoseábamos su magnífica polla. Ésta empezó a crecer y cuando me di cuenta latía dentro de mí. Mientras, yo lengüeteaba el coño mi vecina. El placer más sublime flotaba por la habitación. Después de un rato cambiamos de situación. Cuando Rosa y yo ya nos habíamos corrido y la tranca de Juan pedía su turno, su mujer y yo empezamos a acariciarla con nuestras lenguas y nuestros labios hasta que derramó sobre nosotras su zumo de hombre. Hmmmm, qué sabroso fue. Después volvimos a hacerlo unas cuantas veces. Eso y muchas cosas más. Fue genial. Me moría por repetir.
La noche acabó y volví a mi casa. Los niños regresaron a la de ellos y todo volvió a la normalidad. A los pocos días Ramón estaba de vuelta. El ambiente, sin ser malo, ya no era igual entre el matrimonio vecino y nosotros. Ellos comían en el porche con sus hijos mientras Ramón y yo hacíamos lo propio en el nuestro.

-¡Qué tal! –saludaba Ramón a Juan.
-Aquí, comiendo con la familia –contestaba él.

Su hijo Timmy, mientras tanto, le decía a su padre que le tirase unos tiritos en la portería que tenían junto al chalé. Al lado, Tony, más pequeño que su hermano, se terminaba los macarrones y se ponía perdido de tomate. Éste, que vestía una camiseta del F.C. Barcelona, gritaba «Iniestaaaaa» cuando su padre o su hermano golpeaban el balón. Mientras, Rosa me miraba con deseo y después hacia lo mismo con Ramón. Yo esquivaba esa mirada seductora que tanto morbo me producía.
Me puse a recordar otros tiempos, cuando Rosa venía a pedirme sal y las dos hablábamos inocentemente sobre las cosas de la casa y de nuestros secretos de belleza. Cómo Ramón y Juan bebían cerveza en el jardín mientras sus niños jugaban. Aquellas noches cenando frente a nuestra casa mientras todos hablábamos y reíamos con compañerismo. Simple amistad. Haciendo esas barbacoas los 4 y algunos amigos más. Sí, eran buenos tiempos. Las cosas ya no volverán a ser igual. No creo que podamos estar los 4 juntos mucho tiempo evitando esta tensión sexual que flota ahora en el ambiente cuando nos encontramos.
Días después Ramón se marchó de nuevo y me volví a quedar sola en nuestra casita de veraneo.
Y llegó otra noche en la que volví a caer en las redes del placer intermarital. Pues sí, Juan y Rosa me invitaron a salir a tomar algo una noche. Dejaron a los niños con una canguro y nos fuimos a cenar. Un restaurante mejicano. Todo muy rico… Hmmm… los supernachos… me encantan… qué rico el guacamole. Eso sí, las cosas un poco picantes. Pero bueno, los chupitos de tequila para terminar me aliviaron un poco.
Al salir del restaurante nos fuimos a un chiringuito en la playa a tomar unos Mojitos. Unos Mojitos, unos Daiquiris, unos Vodka 7 y todo lo que cayó. Ya borrachos de amor -y de lo que no es amor- regresamos a mi casa en el Cadillac de Juan. Allí nos tomamos la última y al final acabamos como la otra vez. En nuestra cama de matrimonio empezamos una noche de amor a tres bandas, juegos de sexo entre tres. Esta vez me gustó incluso más que la primera. En esta ocasión además de lamernos, acariciarnos, etc… también hicimos dobles penetraciones. Usamos un consolador que Rosa tenía. Era una polla blanca de unos 18 centímetros tirando a gruesa. Yo estaba cachonda como una perra, pero Rosa no lo estaba menos. Realizamos casi todas las combinaciones que se podían realizar con los medios que teníamos. Juan me la metía por detrás mientras su mujer me introducía el consolador en el coño. Después él me la clavaba por delante mientras ella me penetraba con el consolador por el culo. También le hicimos lo mismo a ella. Pero, eso sí, se echó de menos una buena pollita de hombre de carne y hueso. Entonces, surgió la idea de meter en nuestros juegos a Ramón, mi marido.

-Uhh, yo no lo veo buena idea –comenté a mis compañeros de cama.
-Nos lo podemos pasar genial –dijo mi vecina.
-Ya, pero no sé cómo pedírselo a Ramón. Y menos decirle que yo ya he estado con vosotros.
-Se lo podemos sugerir nosotros.
-No lo veo claro.
-Bueno, ve buscando la forma de sacarle el tema, que sería genial montárnoslo los cuatro.

Esa noche acabó y el verano también. Ellos se fueron y yo me quedé sola allí. Días después volví con Ramón a la ciudad.
Durante ese invierno tuve alguna “reunión” más con mis amigos íntimos. En ellas, además de pasarlo bien, volvimos a tratar sobre la necesidad de que mi esposo se uniera a nuestros juegos y trazamos un plan. No podía fallar.
Una noche que Ramón estaba sólo en casa porque yo le dije que me iba a pasar unos días con mi madre al pueblo, Rosa se presentó allí.

-Hola… qué tal, Rosa. ¿Cómo por aquí? –dijo mi esposo al abrir la puerta.
-Pues nada, que andaba aquí cerca y me he dicho: voy a hacerle una visita a mi atractivo amigo Ramón.
-Ah… bueno, vale. Yo estoy aquí solo, María ha ido a pasar unos días con su madre.
-Sí… ya lo sabía –contestó Rosa mientras se quitaba la chaqueta y se quedaba con una blusa en la que se transparentaban sus turgentes pechos. Después se sentó en una butaca y abrió las piernas dejando entrever su erótica lencería. Unas bragas que te ponían a mil.
-Bueno, y qué querías, hija.
-Pues… –dijo ella pasándose los dedos por los labios y por la lengua– a ti –terminó, poniéndolos en la suya.
-Hmm… Rosa, estoy casado, jeje, con María, ¿sabes?, sois amigas…

Ella empezó a besarle mientras se quitaba la blusa y él no se pudo resistir. Se fundieron en un apasionado beso. Empezó a tocarle el velludo pecho y a desabrocharle la camisa. En poco tiempo los dos estaban totalmente desnudos y ella empezó a comerle la polla. Buena mamada le estaba haciendo. Entonces, metí las llaves en la cerradura y abrí rápidamente. Juan y yo entramos sin darles tiempo a parar la operación.

-No, cariño, no es lo que parece… –se excusó Ramón cuando me vio.
-No pasa nada –le contesté yo– seguid a lo vuestro que nosotros vamos ir preparándonos también y poniéndonos a tono.

Ellos siguieron a lo suyo. Mi maridito acabó montando a Rosa y desgajándola de placer. Nosotros nos fuimos quitando la ropa y Juan empezó a practicarme un cunnilingus. Al final el me folló también y después los dos hombres realizaron una doble penetración (anal-vaginal) a nuestra vecina mientras ella me lamía el clítoris. Al final Juan eyaculó en el pecho de ella y Ramón en su boca. Yo le comía el coño. Seguí un rato hasta que le provoqué 2 o 3 orgasmos. Los chicos descansaron un rato y después nos pusimos de nuevo manos a la obra.

-Bueno, ¿nos lo montamos otra vez? –dijo mi chico.

Esta vez fue a mí a quien me dieron toda la caña. Uno de ellos me la metía en la boca y el otro me penetraba. Mientras yo lamía una polla, Rosa lengüeteaba mi clítoris. Yo estaba a mil. Fue genial. Me vi inmersa en un mundo de gozo inmenso. Me corrí varias veces.
Cuando todo acabó nos quedamos muy relajados y nos fumamos un cigarro en aquella noche de invierno. Nuestra relación cambió, pero no a peor. Volvimos a repetir en otras ocasiones. A cada cual mejor.
El invierno pasó y llegó la primavera, y cuando nos dimos cuenta ya era verano y volvimos a nuestro paraíso junto al mar.

-Juan, pásame el kétchup para ponérselo a esta hamburguesa. Y ponme un pinchito en la parrilla –dijo Ramón.
-¡Papá, tírame un tirito! –gritó Timmy lanzándole el balón a su padre.
-Bueno, uno y ya está, que se me van a quemar los filetes que tengo en la barbacoa.

Después el chico siguió tirando tiros contra la valla e intentando enseñar a su hermano pequeño a chutar. Rosa y yo hablábamos en la cocina. Comentábamos la última película que ella había visto: “Las nieves del Kilimanjaro”. Yo le tocaba el antebrazo con suavidad y sentía los mismos escalofríos que me habían producido nuestros encuentros sexuales. Este parecía ser un nuevo VERANO DEL AMOR y seguro que vendrían muchos más.

-¿De qué habláis? –vociferó Juan asomándose a la cocina.
-Nada, nada, de nuestras cosas, hijo.

Mientras tanto, en el patio, Ramón regateaba a los niños y esperaba a que su pinchito estuviera listo. El mar de fondo zumbaba y sus bravas olas salpicaban mucho más de la orilla. El verde del agua, como una preciosa gema, incitaba a dirigirse hacia él, y la caída del sol extendía su embrujo hasta más allá de la tarde y la noche que siempre habíamos soñado.

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14 comentarios:

Blogger Liz Marin ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5 de junio de 2009, 1:46  
Blogger Liz Marin ha dicho...

jejeje tremendo titulo,el relato me ha gustado,esta muy bien


besitosss

5 de junio de 2009, 1:48  
Blogger Taller Literario Kapasulino ha dicho...

waw! Que texto tan exitante! Muy bien contado...

Te cuento que abri tu blog primero con el modzilla y como la mayoria de las veces al final la letra se hace muy pequeña, pero en el explorer se lee sin problemas.

5 de junio de 2009, 2:22  
Blogger Rosalía Navarro ha dicho...

Bueníiiiiisimo.

5 de junio de 2009, 11:24  
Blogger Shakira Kiribati ha dicho...

Excelente relato...qué calooooor! Te sigo...

5 de junio de 2009, 20:09  
Blogger KaRmen ha dicho...

buenisimo post...creo que me exite jajaja no es cierto...la verdad esta muy bueno el texto...erotiporno bloggero ...
saludos!

6 de junio de 2009, 7:06  
Blogger @Intimä ha dicho...

Directo :-)
Besitos.

7 de junio de 2009, 21:47  
Blogger Royaleconqueso ha dicho...

=) buen relato =)

8 de junio de 2009, 1:17  
Blogger KePaNuK ha dicho...

Tremendo título, tuve que pegar en word si para leerlo bien... jeje
porque como a otros la letra se comenzó a poner chiquita...
Gracias por tu visita a mi blog.

8 de junio de 2009, 17:35  
Blogger J.Eugenia Mares ha dicho...

Excelente relato, wuauu en verdad muy bien relatado tanto asi que atrapa al lector, te felicito.

te dejo mis saludos.

8 de junio de 2009, 19:06  
Blogger Unknown ha dicho...

Si, hoy era el dia de leer este post... uff... imaginarme tanta piel, y es que ya estaba así desde esta mañana...
Que bien contado!
Un saludo,
El Mar.

8 de junio de 2009, 19:12  
Blogger suspiros ha dicho...

Vaya relato, me has dejado muy impresionada, creo que no te había leido nada igual hasta el momento.

me gustó.

saludos

8 de junio de 2009, 19:50  
Anonymous Anónimo ha dicho...

coñoooooooooo, no hay derecho !!!! que no puedo leer el final !!!! lo he pegado en el word y me sale tó mezclao , joer , jajajaa , ke rabiaaaaaa, con lo interesante que estaba la cosa...grrrrrrrr

8 de junio de 2009, 21:01  
Blogger FRA:CO ha dicho...

Hola, me alegro de que os haya gustado. Cuando la letra os salga más pequeña poned el internet explorer en vez del mozilla y sale normal. Ciaoooooo y gracias por leer el blog.

9 de junio de 2009, 7:27  

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