CUANDO EL ALIGUSTRE MUERE
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Estaba jodido y tenía resaca. Era joven pero ya estaba cansado de todo, la vida, la música, el sexo, el alcohol. Por lo menos era una de esas resacas agradables que parecen un anuncio de compresas. Ves todo más brillante y eres más feliz, vas con la sonrisa en la cara y te ríes por todo, se podría decir que aún estás borracho.
..Había decidido que no podía seguir y el suicidio era la mejor opción. Preparé la soga. No tenía otra. Aunque antes había decidido pegarme una juerga de despedida. No es que tuviera ganas de salir de fiesta, pero es que había alguna gente a la que quería ver por última vez y despedirme a mi manera. A mi manera porque no pensaba decir nada a nadie. Algo lógico, ya sabéis. Esa iba a ser mi última noche.
..Toda la velada fue de lo más normal, bebí bastante, mucho, le intenté tirar los trastos a todas las mujeres atractivas que se me cruzaron, todas me dijeron que no, menos una, y cuando la miré bien el que le dijo que no fui yo. Yo no era exigente, pero para eso había que tener estómago. Aunque no era fea era una mujer inmensa con una verruga gigante en su gran nariz. Incluso mi amigo Jack, un auténtico truhán sin escrúpulos que había llegado a hacérselo con una deficiente mental gorda y fea que iba a un centro de educación especial, me dijo que antes de follarse a esa metía los cojones en la picadora.
..Además de Jack estaba por allí toda la panda de siempre. Jugamos a romper botellas y tuvimos que acabar huyendo a toda prisa de la policía. Fue divertido. La única pega es que pillaron a Jimmy, un chaval que trabajaba en una ferretería y le daba unas tundas de muerte a su novia. Siempre llevaba dos kilos de chipirones por si le entraba hambre.
..Cuando eran las 6 de la mañana ya estaba muy pasado y en lo único que pensaba era en trincarme a una tía, no quería despedirme de este planeta sin echar un último polvo. Entonces, el grupo con el que solía alternar empezó a hacerse menos numeroso. Todos, desde el más degenerado al más formal, que era Vance, un borracho que estaba a punto de entrar en prisión por sus correrías, se terminaron yendo. Antes de irse, Vance tuvo que hacer una de las suyas y rajó con el gollete de una botella a un idiota con el que nos habíamos peleado una vez. Encima de que se la llevó y no nos hizo nada había ido por ahí vacilando de que nos había pegado. Porque no caí en el momento, si no le hubiera escupido cuando estaba en el suelo.
..Mi pareja y Jim, un guitarrista pelirrojo al que conocía de hace tiempo, también se marcharon. La única persona que no parecía tener otro plan mejor que estar conmigo era July, una zorrita muy simpática pero que parecía estar jodidamente loca. Repetía sin parar frases en voz baja para sí misma. Llevaba unos meses emborrachándose con nosotros junto a sus amigas. Cuando era joven había estado bastante potentorra, pero ahora lo había perdido casi todo. Tenía unos grandes ojos claros y una nariz larga también clara, en general toda ella era muy blanca. Se reía mucho y estaba muy pasada también, supongo que al menos eso explicaría por qué andaba como un avestruz. Llevaba la cara muy maquillada y lo mismo te contaba una fábula de Samaniego o un cotilleo de su barrio que te echaba las cartas del tarot.
..July tenía una motillo, una Honda SFX de las antiguas, y cuando ya se estaba haciendo de día me dijo:
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Estaba jodido y tenía resaca. Era joven pero ya estaba cansado de todo, la vida, la música, el sexo, el alcohol. Por lo menos era una de esas resacas agradables que parecen un anuncio de compresas. Ves todo más brillante y eres más feliz, vas con la sonrisa en la cara y te ríes por todo, se podría decir que aún estás borracho.
..Había decidido que no podía seguir y el suicidio era la mejor opción. Preparé la soga. No tenía otra. Aunque antes había decidido pegarme una juerga de despedida. No es que tuviera ganas de salir de fiesta, pero es que había alguna gente a la que quería ver por última vez y despedirme a mi manera. A mi manera porque no pensaba decir nada a nadie. Algo lógico, ya sabéis. Esa iba a ser mi última noche.
..Toda la velada fue de lo más normal, bebí bastante, mucho, le intenté tirar los trastos a todas las mujeres atractivas que se me cruzaron, todas me dijeron que no, menos una, y cuando la miré bien el que le dijo que no fui yo. Yo no era exigente, pero para eso había que tener estómago. Aunque no era fea era una mujer inmensa con una verruga gigante en su gran nariz. Incluso mi amigo Jack, un auténtico truhán sin escrúpulos que había llegado a hacérselo con una deficiente mental gorda y fea que iba a un centro de educación especial, me dijo que antes de follarse a esa metía los cojones en la picadora.
..Además de Jack estaba por allí toda la panda de siempre. Jugamos a romper botellas y tuvimos que acabar huyendo a toda prisa de la policía. Fue divertido. La única pega es que pillaron a Jimmy, un chaval que trabajaba en una ferretería y le daba unas tundas de muerte a su novia. Siempre llevaba dos kilos de chipirones por si le entraba hambre.
..Cuando eran las 6 de la mañana ya estaba muy pasado y en lo único que pensaba era en trincarme a una tía, no quería despedirme de este planeta sin echar un último polvo. Entonces, el grupo con el que solía alternar empezó a hacerse menos numeroso. Todos, desde el más degenerado al más formal, que era Vance, un borracho que estaba a punto de entrar en prisión por sus correrías, se terminaron yendo. Antes de irse, Vance tuvo que hacer una de las suyas y rajó con el gollete de una botella a un idiota con el que nos habíamos peleado una vez. Encima de que se la llevó y no nos hizo nada había ido por ahí vacilando de que nos había pegado. Porque no caí en el momento, si no le hubiera escupido cuando estaba en el suelo.
..Mi pareja y Jim, un guitarrista pelirrojo al que conocía de hace tiempo, también se marcharon. La única persona que no parecía tener otro plan mejor que estar conmigo era July, una zorrita muy simpática pero que parecía estar jodidamente loca. Repetía sin parar frases en voz baja para sí misma. Llevaba unos meses emborrachándose con nosotros junto a sus amigas. Cuando era joven había estado bastante potentorra, pero ahora lo había perdido casi todo. Tenía unos grandes ojos claros y una nariz larga también clara, en general toda ella era muy blanca. Se reía mucho y estaba muy pasada también, supongo que al menos eso explicaría por qué andaba como un avestruz. Llevaba la cara muy maquillada y lo mismo te contaba una fábula de Samaniego o un cotilleo de su barrio que te echaba las cartas del tarot.
..July tenía una motillo, una Honda SFX de las antiguas, y cuando ya se estaba haciendo de día me dijo:
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..-¿Te acerco a tu casa?
..-Venga –le contesté pensando en cómo follármela.
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..-Venga –le contesté pensando en cómo follármela.
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..Yo la agarraba por sus largas piernas, estábamos ya en mi barrio y le dije:
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..-Quilla, vamos a parar aquí un segundito.
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..Y empecé a besarla detrás de un camión. La parte trasera era muy alta y debajo cabía un mastín con cuernos. La cogí y la eché bajo el tráiler. Ella tenía cara de susto y de asco. Sus trenzas le caían sobre los hombros y al rozarlas me hacían cosquillas. Cuando estábamos sobre el suelo acoplándonos me clavé una jeringuilla de las muchas que había. Las aparté y nos continuamos besando. Nos olía muy mal el aliento y todo me daba vueltas. Salí corriendo y vomité debajo de un coche que había al lado. Volví y ella no se había molestado en hacer lo mismo, había vomitado un espeso líquido naranja junto al sitio en el que estaba tendida. La mañana era muy luminosa y algunos vecinos madrugadores ya habían salido a por el pan, el diario o pasear al perro. Entonces le levanté la corta falda vaquera que llevaba y subí con ella a un cielo de piernas separadas. Deberíamos haber lubricado algo más, aunque un clima seco es un clima seco. No era una chica dulce, pero en ese momento se veía indefensa y provocaba cierta ternura.
..Al final no logré hacérselo bien. Nos levantamos y allí había un charco de sangre. Un hombre que llevaba una barra de pan nos miraba a lo lejos con los ojos entornados. July me acercó a mi casa en el scooter y nos despedimos con un beso. Cuando entré, me encendí un cigarro, me subí a una silla y ejecuté mi plan.
..Al final no logré hacérselo bien. Nos levantamos y allí había un charco de sangre. Un hombre que llevaba una barra de pan nos miraba a lo lejos con los ojos entornados. July me acercó a mi casa en el scooter y nos despedimos con un beso. Cuando entré, me encendí un cigarro, me subí a una silla y ejecuté mi plan.
Etiquetas: Absurdrealismo, alcohol, costumbrismo, El Camino de la muerte, Generación de la Primera Crisis Siglo XXI, Nueva narrativa gaditana, Qué cosas más alegres escribo, Realismo sucio, Relato, sordidez
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