PEPE EL TROLA

.
Esta es la historia de un singular chaval llamado Pepe, “El trola” para sus amigos. Como ya os habréis imaginado, este muchacho siempre se ha caracterizado por sus mentiras, increíbles trolas que muestran el prodigio imaginativo de nuestro amigo Pepe. Ahora os voy a contar algunos de los bulos que han salido de la boca de nuestro protagonista para que veáis que no me excedo en mis apreciaciones hacia Pepe.

..Hace ya muchos años, en un lugar de Cádiz que no quiero recordar, nuestro colega nos contó una cruenta historia que según él le había sucedido en el gran premio de motos de Jerez. Afirmaba que el piloto español Alex Crivillé lo llamó gritándole efusivamente : «¡Pepe! ¡Pepe¡», y le dijo que si quería darse una vuelta en su moto.
..Pepe también nos comentó que al dar una curva volcó tanto que chocó con los espejos de la moto en el suelo y empezaron a salir chispas. Nadie lo creyó por lo disparatado, pero de todos modos el chiquillo no se curró mucho la historia, porque sino por lo menos se hubiera informado de que las motos que los pilotos usan en las carreras no tienen espejos.

..Otra vez, tras su vuelta de unas vacaciones en el pueblo onubense Palos de Moguer, Pepe, que es un chaval bastante feo, se nos desmarcó con una nueva e increíble trola. Nos dijo que se había hartado de ligar en el pueblo con un montón polacas, algo que según él no le costó mucho, ya que había sesenta o setenta mil polacas en el pueblo.

..Y voy a terminar contando una última mentira, en la que creo que Pepe se superó y llegó a su cima. Todavía se recuerda en su barrio el día en que Pepe contó esta trola entre varias personas que se retorcían de risa en el suelo. El sinvergüenza nos contó, que su tío se partió el brazo volando en un avión, y muy nervioso, empezó a decir que le bajaran. Tras esto, decidieron dejarlo y lo pararon en el triangulo de Las Bermudas. Según Pepito, una vez allí su tío empezó a cantar, se abrieron las aguas y llegó hasta Cádiz andando.

..Juzguen ustedes, pero personalmente Pepe es mi ídolo, y cada vez que lo veo llegar con una nueva trola en sus labios, me pongo a escucharle y le pido nuevos datos que él se inventa con satisfacción y yo escucho gustoso.