SOBRE EL MAR
.
-Te voy a contar una historia. ¿Tú sabes que hay gente que va a una plaza redonda y grande con el suelo de arena y hay un toro que corre por allí?
-No, no.
-Pues mira, cogen y le clavan unas varillas de hierro en el lomo. Y después, le clavan en la nuca, aquí por el cuello, una espada y lo matan. Y la gente que está allí aplaude. ¿Qué te parece?
-Eso es horrible -dijo la niña con vocecilla compungida y ojos de miedo, muy abiertos, como asustada-. ¿Y quién va a ver eso?
-El Pelahigos va con todos sus amigos. Con los que bebe whisky y juega a las cartas.
-¿Y también va La Bruja del 3º con ellos?
-Sí, sí, supongo.
-Todos esos son muy malos, por eso no tengo que subir las escaleras para arriba, ¿A qué sí?
-Claro.
...La niña escuchó una historia sobre gnomos y después se quedó dormida.
...Al día siguiente, cuando despertaron, fueron a la playa. Hacía muy buen día. Estaba soleado pero no hacía demasiado calor, y tampoco hacía viento. La arena era clara, el agua y cielo muy azules. El horizonte estaba muy luminoso. La niña jugaba con la arena y el mar. Ella y su amigo corrían por la orilla. Se metían en el Agua con su padre y su abuela y se ahogaban y se tiraban Agua el uno al otro. Lloraban y reían.
...La marea bajó y avanzaron hacia dentro buscando cangrejos, camarones, pececillos o alguna estrella de mar. La vida animal era escasa ya en la zona. Les fue difícil encontrar algo. Apenas cogieron un par de cangrejos minúsculos, aunque un niño algo mayor les enseñó un cubo con camarones y cangrejos.
...Recorrieron un pasillo de rocas, y cuando llegaron al final volvieron al lugar de donde habían salido. El embarcadero era ahora rocas y fango. Había poca agua y las barcas ahora flotaban a lo lejos. El atardecer caía y el cielo se tornaba rojo. El castillo que había al lado se llenaba de personas mayores que miraban al horizonte.
...Volvieron a la parte de la playa donde estaba la familia. Se tendieron en la arena junto al bar y empezaron a hacer figuras con ella. Hicieron unos castillos horrorosos y fueron a comprar unos helados y globos.
...Jugando y riendo el tiempo iba pasando. Se bañaron con Agua dulce para quitarse la sal mientras aprovechaban los últimos rayos de sol. Después se fueron a casa porque la niña tenía que cenar y dormir.
...La niña cenó, y como había estado todo el día jugando pronto se fue a la cama. Su padre le contó una historia:
-María, a mí de chico los mayores me decían que había que ser bueno.
-¿Y tú eras bueno?
-Sí, un poco travieso pero bueno… el caso es que hay gente que dice que si te comes un trocito de pan muy fino y le dices a un hombre disfrazado lo que has hecho irás al cielo. Tu espíritu se elevará para ir a un mundo mejor que hay arriba.
-Pero si yo no soy un espíritu, ¿Qué es un espíritu?
-El espíritu es… hmm…, es difícil de explicar. Cuando seas más mayor lo entenderás.
-¿Y dónde dicen todas esas cosas, Papá?
-En un libro de historias antiguas y fantásticas.
-¿Y qué más dice? -preguntó la niña con su fina y suave voz.
-Pues cuenta la historia de un hombre que se lo tragó una ballena, la de otros que se salvaron de una inundación con sus animales en un barco…
-¿Y qué mas?
-Muchas cosas…
...La niña se durmió. Su padre le colocó bien la cabecita en la almohada y salió del cuarto. Después se aseó, perfumó y peinó. Se puso sus ropajes y fue hacia la vieja plaza que albergaba a la juventud de la ciudad cuando llegaba la oscuridad.
...En medio de la noche se encontró con todos sus aliados. Otras fuerzas -enemigas y neutrales- también cabalgaron junto a él. Con los que combatían juntos en su causa fabricó las pociones con que embrujaría a los demás. También los brebajes con los que alcanzaría un estado óptimo. Después hicieron una hoguera con las ramas y flores que consiguieron. El humo esparcido por el lugar sirvió para crear un ambiente que provocó una agradable somnolencia entre los miembros de los grupos cercanos.
...Las fuerzas del bien y del mal andaban cerca. Había que estar atento a sus intenciones; ésta era la única manera de poder repeler sus ataques.
...Se acercaron a las murallas junto al mar en las que habían fallecido tantos de los suyos. Las olas golpeaban contra las rocas y el viento silbaba fuerte en sus oídos. Volaban.
...Se internaron de nuevo por los estrechos pasadizos que les protegían del frío y la lluvia cuando era necesario. También albergaban a las fuerzas aliadas, que con sus largas melenas, mantos y pinchos desfilaban por las calles. Danzaron describiendo extrañas trayectorias que nunca volverían a repetir.
...Cada vez quedaba menos para que llegara la alborada.
...Sobre los adoquines sus pies parecían flotar. Cruzaron la fortaleza de una punta a otra. Huyeron de las aglomeraciones de malvados seres, envilecidos por la lujuria, la delincuencia y otros vicios. Pasaron junto a arcos ciegos y junto a bóvedas que salían hacia el mar. Una vez frente a la costa los gigantescos árboles les dieron cobijo. Finalmente tuvieron que huir.
...Se refugiaron bajo el techo de un castillo junto al mar. Se tumbaron en la arena. Descansaron plácidamente, y pocos momentos después, los primeros rayos de sol brillaron Sobre el Mar.
-Te voy a contar una historia. ¿Tú sabes que hay gente que va a una plaza redonda y grande con el suelo de arena y hay un toro que corre por allí?
-No, no.
-Pues mira, cogen y le clavan unas varillas de hierro en el lomo. Y después, le clavan en la nuca, aquí por el cuello, una espada y lo matan. Y la gente que está allí aplaude. ¿Qué te parece?
-Eso es horrible -dijo la niña con vocecilla compungida y ojos de miedo, muy abiertos, como asustada-. ¿Y quién va a ver eso?
-El Pelahigos va con todos sus amigos. Con los que bebe whisky y juega a las cartas.
-¿Y también va La Bruja del 3º con ellos?
-Sí, sí, supongo.
-Todos esos son muy malos, por eso no tengo que subir las escaleras para arriba, ¿A qué sí?
-Claro.
...La niña escuchó una historia sobre gnomos y después se quedó dormida.
...Al día siguiente, cuando despertaron, fueron a la playa. Hacía muy buen día. Estaba soleado pero no hacía demasiado calor, y tampoco hacía viento. La arena era clara, el agua y cielo muy azules. El horizonte estaba muy luminoso. La niña jugaba con la arena y el mar. Ella y su amigo corrían por la orilla. Se metían en el Agua con su padre y su abuela y se ahogaban y se tiraban Agua el uno al otro. Lloraban y reían.
...La marea bajó y avanzaron hacia dentro buscando cangrejos, camarones, pececillos o alguna estrella de mar. La vida animal era escasa ya en la zona. Les fue difícil encontrar algo. Apenas cogieron un par de cangrejos minúsculos, aunque un niño algo mayor les enseñó un cubo con camarones y cangrejos.
...Recorrieron un pasillo de rocas, y cuando llegaron al final volvieron al lugar de donde habían salido. El embarcadero era ahora rocas y fango. Había poca agua y las barcas ahora flotaban a lo lejos. El atardecer caía y el cielo se tornaba rojo. El castillo que había al lado se llenaba de personas mayores que miraban al horizonte.
...Volvieron a la parte de la playa donde estaba la familia. Se tendieron en la arena junto al bar y empezaron a hacer figuras con ella. Hicieron unos castillos horrorosos y fueron a comprar unos helados y globos.
...Jugando y riendo el tiempo iba pasando. Se bañaron con Agua dulce para quitarse la sal mientras aprovechaban los últimos rayos de sol. Después se fueron a casa porque la niña tenía que cenar y dormir.
...La niña cenó, y como había estado todo el día jugando pronto se fue a la cama. Su padre le contó una historia:
-María, a mí de chico los mayores me decían que había que ser bueno.
-¿Y tú eras bueno?
-Sí, un poco travieso pero bueno… el caso es que hay gente que dice que si te comes un trocito de pan muy fino y le dices a un hombre disfrazado lo que has hecho irás al cielo. Tu espíritu se elevará para ir a un mundo mejor que hay arriba.
-Pero si yo no soy un espíritu, ¿Qué es un espíritu?
-El espíritu es… hmm…, es difícil de explicar. Cuando seas más mayor lo entenderás.
-¿Y dónde dicen todas esas cosas, Papá?
-En un libro de historias antiguas y fantásticas.
-¿Y qué más dice? -preguntó la niña con su fina y suave voz.
-Pues cuenta la historia de un hombre que se lo tragó una ballena, la de otros que se salvaron de una inundación con sus animales en un barco…
-¿Y qué mas?
-Muchas cosas…
...La niña se durmió. Su padre le colocó bien la cabecita en la almohada y salió del cuarto. Después se aseó, perfumó y peinó. Se puso sus ropajes y fue hacia la vieja plaza que albergaba a la juventud de la ciudad cuando llegaba la oscuridad.
...En medio de la noche se encontró con todos sus aliados. Otras fuerzas -enemigas y neutrales- también cabalgaron junto a él. Con los que combatían juntos en su causa fabricó las pociones con que embrujaría a los demás. También los brebajes con los que alcanzaría un estado óptimo. Después hicieron una hoguera con las ramas y flores que consiguieron. El humo esparcido por el lugar sirvió para crear un ambiente que provocó una agradable somnolencia entre los miembros de los grupos cercanos.
...Las fuerzas del bien y del mal andaban cerca. Había que estar atento a sus intenciones; ésta era la única manera de poder repeler sus ataques.
...Se acercaron a las murallas junto al mar en las que habían fallecido tantos de los suyos. Las olas golpeaban contra las rocas y el viento silbaba fuerte en sus oídos. Volaban.
...Se internaron de nuevo por los estrechos pasadizos que les protegían del frío y la lluvia cuando era necesario. También albergaban a las fuerzas aliadas, que con sus largas melenas, mantos y pinchos desfilaban por las calles. Danzaron describiendo extrañas trayectorias que nunca volverían a repetir.
...Cada vez quedaba menos para que llegara la alborada.
...Sobre los adoquines sus pies parecían flotar. Cruzaron la fortaleza de una punta a otra. Huyeron de las aglomeraciones de malvados seres, envilecidos por la lujuria, la delincuencia y otros vicios. Pasaron junto a arcos ciegos y junto a bóvedas que salían hacia el mar. Una vez frente a la costa los gigantescos árboles les dieron cobijo. Finalmente tuvieron que huir.
...Se refugiaron bajo el techo de un castillo junto al mar. Se tumbaron en la arena. Descansaron plácidamente, y pocos momentos después, los primeros rayos de sol brillaron Sobre el Mar.
Etiquetas: "Cuento infantil", alcohol, Becquer, Cruzando el desierto, Generación Crisis Siglo XXI, Hemmingway, juventud, Lírica, Nueva narrativa gaditana, Prosa poética, Recuerdos, Relato, verano
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio