DÍAS DE VINO Y SOMBRAS 2/3

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..-Ey, qué tal, canalla –le dicen al abrir la puerta. Es su amigo Skopje, que lo agita por los hombros y la espalda mientras oculta una sonrisa demente pero feliz tras su perilla rubia.
..-Qué pasa, tío. Aquí estaba escribiendo un poco.
..-¿Te vienes a mi bulevar a beber un rato? –le pregunta su amigo enseñándole dos botellas de vino malo que sostiene con sus manos. Unas manos preciosas, dedos largos y majestuosos. No es un joven guapo. Está delgado pero es barrigón a causa de la bebida, su cabeza es un poco rara y su gesto parece algo bobo, pero sus manos son poseen una gran elegancia. Están un poco deformadas porque se las ha fracturado varias veces en el transcurso de sus peleas callejeras pero aún siguen siendo sumamente hermosas.
..-Sí, voy. Me vendrá bien para despejarme, que ya me estaba empezando a doler la cabeza.

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..Ahora, mientras andan hacia el bulevar, el gesto de su amigo se ha vuelto un poco más sombrío y su sonrisa se ha tornado en una risa nerviosa que parece no controlar. Entonces, saca un walkman y le dice a Rasty extendiéndole los auriculares:

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..-Escucha esto.
..-Jeje, no está mal –dice él al escuchar el típico grupo de rock cutre que se estila en nuestro país.
..-A mí me molan más los 60. Y, aunque son chungos en muchas cosas, los 80 de aquí también –añade después.
..-Eso es una porquería.
..-No, hombre, lo que pasa es que con eso de la transición también se pusieron a hacer cosas que eran una porquería y antes hubieran sido imposibles. Nuestro país es un caso único en la historia: el paso pacífico de una dictadura a una democracia. Y todo orquestado con la ayuda de un rey –contesta Rasty Michels, que lo escuchó una vez en un documental de televisión y le gusta decirlo cuando puede.
..-Yo qué sé, a mí no va ese rollo. No lo conozco mucho, pero la movida esa y los cantautores esos que quedaban no me molan nada.
..-Está guapo, tío, eran tos unos quinquis. También con el principio de las libertades y eso al final la mitad acabaron mal y terminaron hechos unos yonquis.
..-Sí, jejé, en esa época había unos pajo yonquis.

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..Mientras hablan de esas y otras cuestiones llegan al bulevar.
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..-Qué bien se está en mi bulevar, ¿eh? Aquí nadie nos puede decir nada –dice Skopje al llegar.
..-Sí, es un sitio muy agradable.
..-El ayuntamiento debería ponerlo a mi nombre. Con el tiempo que paso aquí y lo que lo cuido… que a veces le paso hasta la escoba.
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..Rasty Michels asiente con la cabeza sin dejar de mirar al frente. Se colocan debajo de su árbol preferido y sentados en un bordillo empiezan a beberse el vino.
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..-Para ser baratucho no es del todo malo este tinto –le dice Rasty Michels a su amigo.
..-Hombre, los hay peores. Tiene una buena relación calidad precio, por eso lo compro.
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..Siguen bebiendo vino hablando de lo de siempre y fumando algo de picadura que lían en finos cigarrillos. Miran a la luna, que está casi llena, y escupen y persiguen a los palomos para ahuyentarlos. A algunos los echan a patadas.
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..-Jajá, qué tío –dice un tipo moreno llamado Alberto cuando llega y ve a Rasty corriendo tras un palomo para espantarlo.
..-Jeje, qué tal –le saluda él tocándose la coronilla.
..-Qué pasa. Aquí venimos a bebernos unos whiskys –le responde el recién llegado, que está con una banda de 6 jóvenes a la que lidera. También le saludan los otros chavales. Son unos conocidos que se ponen al lado.
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..Luego vuelve junto a Skopje y al poco llegan Bartolo y Alvarito, dos chicos de 15 y 16 años con los que suelen tratar. Se unen a ellos. Llevan un litro de cerveza y van con un perro.

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..-Qué pasa, Jimmy –dice Rasty Michels acariciando al perro la cabeza. Éste le chupa un poco y le golpea la pierna con el cráneo de forma cariñosa.
..-Qué pasa, troncos –se saludan efusivamente chocándose las manos y abrazándose.
..-Rasty Michels, venimos de ahí del barrio y le hemos pillao unas pastillas al Peca. Si me das un euro para el autobús para después te doy una.
..-Venga, toma. Dámela.

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..Hacen el intercambio y Rasty parte uno de los cuatro trozos en los que está dividida pastilla y se lo da a Skopje.

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..-Toma, tío –le dice.
..-Puff, no me gustan las tacarnas, pero un cuartito…
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..Skopje se traga su cuartito y Rasty Michels el resto de la pastilla y la bajan con vino. Al poco aparece el hermano de Skopje, Tallín, acompañado por un amigo. ..Tras saludar dice:

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..-¿Alguien me puede pillar unos porritos?
..-¿Cuánto quieres? –dice Alvarito.
..-12 euros.
..-Si quieres yo voy a pillártelo.
..-Vale. Toma.
..-¿Me acompañas, Rasty Michels?

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..Éste hace un gesto con la cabeza que parece expresar por qué no y se adentran en una oscura callejuela muy estrecha abarrotada de árboles. En un murito que hay junto a uno de ellos ven a unos cuantos tipos con mal aspecto. Alvarito se acerca y dice:

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..-¿Tenéis chocolate?

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..Un hombre muy moreno y delgado, con barba y mal aseado y vestido responde:

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..-Yo tengo. ¿Cuánto quieres?
..-12 euros.
..-Vale –contesta y empieza a cortarlo de un trozo más grande.
..-Dales coba –dice un chaval de unos 17 años con una horrorosa cara abotargada y apepinada llena de marcas de barrillos.
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..Rasty Michels le mira con mala cara, pero este se ríe como ostentando el poder porque va acompañado de unos cuantos tipos duros y miserables sabandijas que controlan el comercio de droga en pequeñas cantidades y los robos en la zona. Estos son algo mayores que él y en su mayoría tienen también un aspecto horroroso: pronto serán vencidos por la droga. Aunque están algo mejor aseados que el viejo yonqui que les está atendiendo y visten ropa nueva pero hortera.
..El hombre les da su cachito y Alvarito le da los 12 euros mientras se rasca la frente. No les ha despachado mal. Le meten un bocado para quedarse un porrito y vuelven al bulevar con los demás. Rasty Michels cuenta lo que ha pasado y Skopje le dice que tranquilo, que ese es su bulevar y que allí no le va a pasar nada. El hermano de Skopje y su amigo invitan a un porro y se van. Poco después se marchan Alvarito y Bartolo.

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..-Quillo, nos vemos –dice éste último.
..-¿A dónde vais? –pregunta Rasty Michels.
..-Ahí a La Cueva, que hay una oferta que en la próxima hora te puedes beber toda la cerveza que quieras por 3 euros.
..-Je, je. Yo es que no me puedo beber más de dos o tres cervezas seguidas –dice Rasty–. Ya más me emboto. Y no emborracha mucho. En otros lados es que las cervezas tienen más grados.
..-Pues yo la otra vez me bebí 12 o 13 birras –contesta Alvarito.
..-Jeje, no veas.
..-Bueno, adiós –se despiden los dos muchachos.
..-¡Adiós! ¡Hasta luego! –contestan Skopje y él.
..-En fin… nos volvemos quedar solos con nuestro vino –dice Rasty.
..-Sí, pero ya queda poco. Media botella.
..-Bueno, ya estamos “contentos”.
..-Sí, jeje, un poco.