EL CAMINO DE LA VIDA (CAPÍTULO 10 1/2)

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La vida era aburrida, los días empezaban a ser casi todos iguales, es un ciclo que se repite sin fin, yo también había caído en las garras de esta sociedad, en los engranajes de este sistema capitalista. Y encima el sarpullido me picaba bastante, aunque había mejorado un poco. Cuando fuera a lo de los análisis lo comentaría. En cuanto a lo que me mandó el médico me la sudaba, no tenía ganas de andar, de nadar, ni correr, pero tenía la intención de ir a dar una vuelta con la bici, que era algo que me gustaba mucho y no hacía desde hacía años, o siglos.
..Pasé casi toda la tarde tirado en el sofá con la tele puesta sin hacerle caso. Estaban poniendo “Cine de barrio” y la película era malísima, como solía pasar, aunque también hubiera visto geniales filmes como “Don erre que erre” y “Vaya par de gemelos”, de Paco Martínez Soria. En un par de días tenía que hacerme los análisis, qué jodienda tener que ir al médico cada dos por tres. No tenía ni putas ganas. No hacía más que pensar en Vicky, menuda mierda, no tenía nada qué hacer, no pensaba en otra cosa pero no podía hacer nada. De todos modos le intentaría pedir rollo. Creía que había perdido el sentido común, aunque me puse a pensar en mi vida, hice una rápida ojeada al pasado, miré atrás y nunca lo había tenido.
..Llegó la noche y me puse a escribir. Cuando mejor puedo escribir es de noche, no sé por qué será pero es así. No hay que darle más vueltas.

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..Debido a esa vida anárquica y desenfrenada que estaba llevando, su cabeza empezó a verse perjudicada, le dio por decir que todos los que le rodeaban eran peras limoneras y aseguraba ser la reencarnación del mismísimo Miguel Ángel Buonarroti. Se dedicaba a pintar cuadros de muy poca calidad y hacía planos y absurdas construcciones arquitectónicas con piedras, maderas y cartones que les enseñaba muy orgulloso a sus amigos y familiares y se dejó barba como él, y comenzó a vestir como lo hacían en el Renacimiento, o al menos eso decía él. Pero un día, que iba por ahí recitando discursos que decía que estaba ensayando para la audiencia que tenía concertada con su mecenas el papa, se vistió con las cortinas de la ducha y se puso de zapatos dos trozos de persianas que después tiró en una plazoleta del barrio de al lado y se quedó por ahí descalzo y andando muy doblado tras beberse media botella de ron, que había llevado un ludópata del barrio que le tocó unos acordes con la guitarra mientras él bailaba y cantaba, y fumarse 5 porros de hachís que le había vendido Manolete. Después de eso, en cuanto llegó a su casa, su madre lo tuvo que llevar al hospital y lo ingresaron en el ala de psiquiatría. Cuando regresó estaba con un brote esquizofrénico que lo tenía fuera de sí, no controlaba sus actos, no sabía lo que hacía. También tenía un fuerte ataque de ansiedad.
..Las semanas siguientes sus amigos no tuvieron noticias sobre su estado hasta que una chica que se había enamorado de él les contó que estaba hospitalizado. Tanto Manolete como los demás se sentían como unos bellacos por haberle proporcionado y permitido tomar sustancias psicotrópicas, por lo menos se consolaban pensando que si no hubieran sido ellos otros habrían estado con él en esos momentos y le habrían perjudicado incluso más. Al fin y al cabo cada uno es dueño de su destino, cada uno tiene que cuidar de sí mismo.

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