Los Flying Congrios

Publicación de relatos y poemas

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Lugar: Cádiz, Andalucía/Cádiz, Spain

Pescador de Congríos nacido en la antigua Mileto en el año 2000 de la era de John Lennon.

lunes, 10 de enero de 2011

GRANDES TOBOGANES DE COLORES 1/2

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La noche se le había ido de las manos, por la mañana tenía que ir con Myrna y Tere al Aquapark, el parque acuático de la provincia, a unos 15 kilómetros de su ciudad. Lo recogerían en la avenida frente a su casa unos amigos de los padres de Tere que eran como familiares –la familia no siempre es la que lleva la misma sangre–. El matrimonio tenía un nieto más o menos de la edad de Myrna y jugaban mucho juntos. Apenas había podido dormir una hora y estaba reventado, aún estaba borracho, la madrugada anterior fue a la feria de La Isla y como su amigo El Colombiano llevaba el coche (un viejo Mercedes 190 TDI) podían volver sin estar pendientes de trenes ni autobuses. Y después las cosas de las ferias: unos cubatas, unos vinitos, unas macetas de vino blanco con Sprite, unas sevillanas, un montadito de lomo, unas canciones horteras, la alcoholemia que sube y otra botella de fino.
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...-Ven, mira te voy a presentar a esta mujer que acabo de conocer –le llamó El colombiano–. Este es Rasty Michels –le dijo a ella y se dieron dos besos.
...-Encantado.
...-Encantada.
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...La mujer, que tenía algo más de 40 años, era rubia y estaba bizca, pero también estaba buena y le palpaban el culo. Tenía una larga melena rizada que rozaba la cara de Rasty Michels mientras este, detrás de ella, la agarraba por la cintura y frotaba el paquete contra su trasero y el colombiano le daba parla por delante. Miku, un joven depilado y muy peinadito con ropa a la última que también estaba con ellos, los miraba extrañado. A Skopje lo habían perdido hace rato, la última vez que lo vieron estaba en la cola para entrar en una caseta discutiendo con una chica. La mujer rubia, que debía estar muy borracha (parecía confusa y aturdida), se puso a hablar con un hombre que por el modo de comportarse podía ser su marido, aunque también podían ser dos locos borrachos que se acababan de conocer, o podían ser dos detectives del FBI estudiando la posible conexión entre la caseta La Luna y el terrorismo islámico.
...Siguieron lo que quedaba de madrugada bajando por toboganes de colores y subiendo por escaleras de piedra. Cuando las casetas cerraron los tres recorrieron el kilómetro que les separaba del coche observando la belleza delicada de las marismas. Recorrieron la lengua de arena que los separaba de su ciudad con la conciencia de un posible accidente flotando en el coche. Dejaron a Miku en su casa y fueron a la de Rasty, este le dijo al colombiano si iba con él al Aquapark, menos mal que después se arrepintió y le dijo que mejor no, porque si un papá borracho no es conveniente en un parque acuático menos lo es una pareja de borrachuzos.
...Irse su amigo, ponerse un bañador y coger una toalla y lavarse la boca un poco para que no oliera a alcohol fue lo que aconteció antes de que bajara a la calle para marchar hacia el parque acuático que había en Nueva Santa María. Le dio tiempo también a tragarse un capítulo de Los Simpsons que sólo había visto 37 veces mientras esperaba la hora a la que había quedado. Cuando llegó se dirigió a la avenida y todo le parecía alegría. Iba muy sonriente, aunque cansado, los ojos se le cerraban, y hablaba solo contándose lo que le parecía más gracioso, como un viejo con sombrero o lo que percibía como vieja grulla con perro rata. Esperó unos minutos en el semáforo donde le iban a recoger y no tardaron en llegar. Se montó en el coche y hacia el Aquapark.
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...-Papá, qué guay ahora con la piscina de olas y los toboganes –le dijo su hija.
...-¡Síííí, Rastyyyy, las olaaass! –gritaba el otro niño. Y él que se caía y aguantaba como podía y su novia que le decía que menudo pestazo a alcohol que llevaba y la madre de ella que le miraba un poco raro.
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...La excursión la formaban dos coches, un monovolumen con su hija, Tere, sus padres, Juanmita y él y un utilitario con la abuela del niño, la tía y su abuelo Pepe, El Trompeta. Los conductores eran los abuelos.
...Llegaron al aparcamiento y sacaron las cosas, una mudanza: sillas, mesas, sombrillas, sillas, comida, bebida, sillas, toallas, flotadores, sillas, ropa para cambiarse, champú… y… sillas. Para sentarse no iban a tener problema, eso seguro.
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...-Toma, Rasty Michels, lleva tú esto –le dijo su suegra poniéndole una fiambrera con una tortilla en lo alto de la tumbona, las 4 sillas, los dos flotadores, la radio estéreo y la maleta con ropa y toallas que llevaba sobre los antebrazos. Después agregó agitando la mano: – ¡Y cuidado que con lo patoso que eres capaz de tirarla y nos quedamos sin tortilla!
...-No –dijo resignado pero pensando: «Bueno, no pasa nada, con los diecisiete filetes de pez espada que tienes tú ahí y los 300 filetes de pollo empanado que lleva tu amiga Chari, hambre no pasamos».
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...Se asentaron junto a una tumbona que alquiló El trompeta, y que le costó un riñón, y acompañó a los niños a una piscinita con dos o tres grifos y una escalera. Después los dejó con Tere y fue a tirarse del Black Hole, «vale», le dijo ella. Subió una montaña artificial de cemento con escaleras, el viento acariciaba su alma y su cuerpo borracho, el sol de la mañana aún no era excesivo y era agradable el contraste. Cuando subió le dieron un flotador grande para dos personas y se puso a esperar en una larga cola. Estaba muy cansado y aguantaba apoyado contra las paredes de una cueva también artificial delante de unas chicas de 14 o 15 años a las que les miraba el culo. Ellas reían y jugueteaban con ilusión. La cola era inmensa, ya empezaba a quemar con fuerza el sol y sudaba a chorros, en unos minutos el calor se había duplicado. Al menos en la cueva que antecedía al tobogán se estaba a la sombra. Cuando llevaba 20 minutos pensó en dejar la cola, pero los pechos, el tren inferior y la mirada dulce de una de las chicas que tenía delante le habían hipnotizado.
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...-Mira ese reloj de sol que hay ahí, son las diez y media, aún nos queda un montón de tiempo –dijo una de las adolescentes, que sonreía y daba saltitos y se movía hacia los lados, estaba con la agitación que muestran algunas chiquillas delante de mucha gente.
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...¡¡Qué bellos eran esos cuerpos recién florecidos y aún sin deterioro!!
...Cuando el reloj de arena marcaba las 10 y 45 y en una pantalla ponía que eran las 10:47 llegó al tobogán. Drama: cuando se va a tirar una chica que supervisa la atracción le dice que solo no se puede meter.
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...-¿Eso cómo va a ser?, llevo media hora en la cola –le contestó y le dio un punterazo al flotador y lo tiró por el tobogán y se fue diciendo «me cago en los muertos» y moviendo los brazos quejándose.
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...Volvió al sitio y se encontró al Trompeta comiéndose un bocata de tortilla, esperaba que no tuviera problemas para regular su organismo por haberse quedado sin un riñón. Desde allí vio que de un tobogán bajaba un flotador doble sin nadie encima.
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...-¿Dónde están los niños? –le preguntó al Trompeta.
...-Han ido a ver unos leones marinos –le contestó el viejo cerrajero retirado.
...-Yo me voy a echar un rato.
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Se tumbó bocabajo y en segundos estaba dormido.

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