EL CAMINO DE LA VIDA (CAPÍTULO 7 2/4)

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..-Ah, qué pasa. Sí, ya me dijo ayer la secretaria.
..-Algo antes de las 2.
..-Sí, sí, y a ver si llegas tú a la hora, que yo siempre soy puntual.
..-Jejé, tú siempre igual de cascarrabias –me dijo el jefe.
..-Hombre, es que ni te has dignado a llamar. Y menos mal que no me has despertado, si no no veas la que te doy.
..-Bueno, ya, estaba muy ocupado. ¿Y tú qué? ¿Qué tal estás?
..-Ya te contaré, no me quejo.
..-Vale, ahora hablamos, que ya sé que el teléfono no te gusta para hablar.
..-Bueno, no es lo que más.
..-Vale, vale, pues ahora nos vemos.
..-Hasta ahora –dije y colgué.
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..Después me duché y me vestí con unos vaqueros y una camisa. Me desenredé el pelo un poco, que lo empezaba ya a tener un poco largo y greñudo y me afeité. Jejé, qué aspecto más gracioso tenía, un viejo con melenita siempre es cachondo. Y ya con mis gafas de sol la bomba, jejé.
..Me dolía el pecho y la cabeza. Estaba un poco mareado. Cuando desperté tenía unas leves molestias, pero en ese momento, sin llegar a ser algo agudo, ya era más jodido. Si la cosa iba a más no descartaba tirarme en la cama y llamar a emergencias. La verdad es que me encontraba bastante mal, pero no soy de anular una cita, y menos si va a haber jamoncito, marisco y vino del bueno y no pago yo.
..Quedaba poco para la una pm y ya tenía que movilizarme para ir al restaurante. Cogí el teléfono y pedí un taxi. Me dijeron que tardaría unos 10 minutos.
..La puerta se abrió y entró Vicky.
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..-¿Qué tal, guapa? ¿Cómo estás?
..-Bueno, no estoy mal.
..-Jejé. Tú anímate.
..-No pasa nada, yo ya estoy acostumbrada a todo.
..-En fin, ya mañana hablaremos, que ahora me tengo que ir a comer con mi jefe.
..-Vale, vale, cuídese usted, le dejaré hechas unas croquetitas y una ensaladita para la noche.
..-Gracias, cielo, que eres un cielo –contesté y le di un beso en la mejilla.
..-Ay, qué cariñoso es usted, si no fuera por estas cosillas no sé yo cómo estaría.
..-Jejé, qué exagerada. Y no me hables de usted, que me da mal rollo.
..-Es que se me olvida, estoy acostumbrada, no lo puedo evitar.
..-Bueno, me voy, mañana nos vemos.
..-Venga, cuídese, no me coma mucho ni beba demasiado.
..-No, no. Hasta luego.
..-Adiós –me dijo lanzándome un beso mientras yo abría la puerta.
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..Bajé a la calle y el taxi ya estaba allí.
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..-¿A dónde vamos?
..-Al Restaurante El Boniato, ¿sabe dónde es?
..-Sí, claro. Allá vamos.
..-Ok.
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..Veinte minutos y doce euros más propina después estábamos en El Boniato. El camino había sido un poco más largo de lo que podría porque el taxista hizo un curioso recorrido en forma de zigzag, pero por lo menos el vehículo olía bien y el tipo no era un charlatán. Ni un psicópata toxicómano que conduce puesto o emporrao, que a más de uno me he encontrado.
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..-Ya estamos, aquí. Que aproveche.
..-Gracias. Hasta otra.
..-Adiós.

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..Salí del taxi y entré en el restaurante. El jefe estaba apoyado en la barra con una cerveza y unas aceitunas.
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..-¿Qué tal? –me dijo al verme.
..-Bien. ¿Llevas mucho esperando?
..-No, poco.
..-Ok.
..-¿Quieres que salgamos afuera a la terraza?
..-Venga.

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..Salimos y pronto llegó el camarero con la carta y a preguntar qué beberíamos.
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..-¿Tú qué vas a querer? –me preguntó mi superior.
..-Yo un solomillo con roquefort.
..-Ah, qué bueno, rocamora.
..-Sí, sí, salchichón.
..-Yo me voy a pedir unas tortuguitas fritas.
..-Buena elección –dije yo.