LA LEY DEL TABACO
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Corría el mes de enero de 2011 cuando entró en vigor la nueva ley del tabaco y ya no se podía fumar, entre otros lugares, en los bares y discotecas. Esa noche estuve por primera vez en un pub más de media hora desde que había empezado el año, ya estaba acabando el mes y la ley había entrado en vigor el día 2 enero. La primera ocasión en la que entré en una discoteca pedí una cerveza y encendí un cigarro porque no caí en la cuenta y la gente me miró extrañada; lo apagué y salí a fumármelo a la calle. Pero llegó el día, el 28 de enero creo que era, que volví a estar un buen rato en un local de copas y me llevé una sorpresa. Fui con el compañero de Jack, mi antiguo amigo de la universidad, y al entrar vi que un grupo de chicas movían los brazos en el aire como si estuvieran alejando un olor, sí, sin ninguna duda estaban esparciendo un peo. También se olían más los perfumes y fragancias de las mujeres, pero los olores que más se notaban en ausencia del humo eran los del sudor y las flatulencias, normal, gente bailando y zarandeándose después de cenar y bebiendo alcohol apretados en un local por fuerza tenían que transpirar en abundancia y tener los estómagos e intestinos bastante afectados y expulsando gases. Cuando vi que otro grupito agitaba las manos en el aire dije:
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Corría el mes de enero de 2011 cuando entró en vigor la nueva ley del tabaco y ya no se podía fumar, entre otros lugares, en los bares y discotecas. Esa noche estuve por primera vez en un pub más de media hora desde que había empezado el año, ya estaba acabando el mes y la ley había entrado en vigor el día 2 enero. La primera ocasión en la que entré en una discoteca pedí una cerveza y encendí un cigarro porque no caí en la cuenta y la gente me miró extrañada; lo apagué y salí a fumármelo a la calle. Pero llegó el día, el 28 de enero creo que era, que volví a estar un buen rato en un local de copas y me llevé una sorpresa. Fui con el compañero de Jack, mi antiguo amigo de la universidad, y al entrar vi que un grupo de chicas movían los brazos en el aire como si estuvieran alejando un olor, sí, sin ninguna duda estaban esparciendo un peo. También se olían más los perfumes y fragancias de las mujeres, pero los olores que más se notaban en ausencia del humo eran los del sudor y las flatulencias, normal, gente bailando y zarandeándose después de cenar y bebiendo alcohol apretados en un local por fuerza tenían que transpirar en abundancia y tener los estómagos e intestinos bastante afectados y expulsando gases. Cuando vi que otro grupito agitaba las manos en el aire dije:
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...-Rusty, yo me voy ya.
...-Venga, vámonos.
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...-Rusty, yo me voy ya.
...-Venga, vámonos.
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...Ese me día había comido cuatro platos de habichuelas y tras soltar un cuesco me largué del local sin poder parar de reír.
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Etiquetas: Absurdrealismo, alcohol, bohemia, Bukowski, cachondeo, costumbrismo, Generación de la Primera Crisis Siglo XXI, Nueva narrativa gaditana, Realismo sucio, Recuerdos, Reflexiones, Relato
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