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Cada vez que ve las luces brillar y escucha esos sonidos sintéticos e insistentes, su cerebro se nubla y entra en un estado de excitación difícil de describir. Introducir monedas en una máquina es para él un gran placer, una necesidad. Ver girar las frutas y campanas, usar los avances y jugarse a doble o nada los premios le hacen disfrutar sin límite. El panel de arriba ya es el no va más. Los bonos le hacen de lo más feliz. Rara vez cobra las ganancias, casi siempre las invierte en nuevos créditos. El tintineo de las monedas al caer también es para él sonido celestial. Pero su vida se está convirtiendo en un túnel cada vez más oscuro; Israel gasta todos los días un mínimo de 50 euros en las tragaperras. Cuando tiene, 200 o 300. Lo que consiga. Tiene varios créditos bancarios pendientes y debe grandes sumas de dinero a vecinos y amigos. Y es un simple camarero. Todo es cada vez más turbulento. Un día, tras un trabajo sucio en el que ganó mucho dinero, le compró a la hija una muñeca de los chinos. Uno de los que compartían máquina con él. Ahora su mujer le ha dejado, sus padres no quieren saber nada de él y pocos amigos tiene ya. Bueno ninguno. Vive en un bajo. Comparte un cuchitril con un heroinómano. Ha perdido el coche, la familia, la guitarra con la que tocaba en una comparsa… Las cosas no le iban bien. Pocas veces ve a sus hijos. Lola y Juanito le conocen pero no tienen el trato familiar que un hijo debe tener con su padre. Pero no siempre las cosas fueron así, se lamenta Isra. De vez en cuando, pensando en los buenos tiempos, empieza a recordar cómo se torció todo.
..-¿A dónde vas, Israel?
..-Voy a recoger a Raúl para ver el fútbol en el bar, allí en Tata Juani, que juega el Cádiz.
..-Vale, pero no llegues tarde a casa, que Merche está sola con los niños. Llega bien a cenar –le dice su madre, que le ha preparado para comer su platos favoritos (gazpacho, caracoles…) como suele hacer muchos domingos.
..-Sí, Mamá, tranquila, pero tendré que disfrutar un poco el único día que puedo. Que no tengo un domingo libre desde hace meses.
..-Sí, ya lo sé, hijo, trabajas mucho.
..-Bueno, me voy, un beso, Mamá.
..-Adiós, hijo. Muac.
..Después de despedirse de su madre baja a la calle y se dirige a casa de su amigo.
..-Raúl, baja –dice cuando éste le contesta al telefonillo. Espera en el portal y 5 minutos después el otro baja.
..-Qué pasa, Isra –le saluda chocándole la mano cuando llega.
..-Nada, aquí. Vámonos pa´l bar.
..-Venga.
..Los dos llegan al bar y piden unas cervezas. Se las sirven con unas aceitunas.
..-Quillo, ponme también unas patatitas con alioli.
..-Marchando una tapita de papas con alioli –dice el camarero.
..El partido empieza. Ven el primer tiempo con sus cervezas y su tapita. Después piden unos cubatas de whisky con cola. Llega el descanso.
..-Tío, voy a echar unas moneditas en esta máquina, que tengo mucha calderilla –dice Raúl.
..-Venga, voy contigo, voy a echar algo –le contesta a su amigo.
..-Uhh, qué divertido –añade segundos después.
..-Me vuelvo a la barra a ver el partido –dice Raúl.
..-Yo me quedo aquí, cámbiame esto si puedes –le contesta Israel dándole un billete de 20 euros. Su amigo lo hace y le da las monedas. Después él repite la operación varias veces con billetes de 10, 20 y 50 euros.
..Ya casi al final del partido, Israel vuelve a la barra junto a Raúl.
..-No veas si te has viciado, tío –le dijo éste.
..-Sí. ¿Tienes dinero? Porque yo me lo he gastado todo.
..-No veas cómo se te va la olla, tío. Creo que sí, algo tengo.
..-GOOOOL –chilla todo el bar. A falta de dos minutos, su equipo, el equipo de la ciudad, marca el tanto de la victoria. Lo celebran algo, pero les da un poco igual. Cuando acaba el partido Raúl paga la cuenta. 19,32. O 32,19. No lo recuerdo.
..Salen del bar y se van. De camino a casa no hablan. Isra va con la mirada perdida hacia el frente y su amigo va mirando hacia el suelo. Llegan al portal de la casa de Isra y se despiden.
..-Adiós.
..-Nos vemos –se dicen. Raúl sigue su camino e Isra sube.
..Entra en casa.
..-¿Qué tal todo, cariño? –le dice su esposa al entrar.
..-Bien.
..-Los niños ya están dormidos.
..-Vale.
..-Por cierto, me tienes que dar dinero para pagar el agua e ir a comprar.
..-Vale, mañana iré a sacar.
..-¿No habías sacado hoy 200 euros?
..-Sí, pero es que se me ha perdido la cartera. O no sé si me la habré dejado en casa de mi madre.
..-Ay, qué cabeza tienes –le dijo su mujer de forma comprensiva. Nunca era intransigente con él y siempre se mostraba totalmente sumisa y bondadosa. Pronto todo eso se transformaría en desesperación e incomprensión. Más tarde en gritos y reproches.
..Dos noches más tarde uno de los niños llora sin parar. El llanto cesa pero Isra ya está desvelado. El hijo mayor, que tiene algo más de 5 años, se despierta un par de veces. Es medio sonámbulo. Es un niño con talento. Los sonámbulos suelen serlo. O viceversa. O quizás no. El niño tiene habilidad para la música. El niño es listo. El niño es gracioso… El niño… el niño… El niño empieza a llorar y a gemir. Parece que intuya el futuro de muerte y destrucción que le espera:
..-Mamá, mamá–dice en sueños.
..-Shss, shss, tranquilo, duerme –le contesta ella.
..Después, aún en sueños, empieza a reír de forma insistente. Su padre, inquieto, se levanta de la cama y dice:
..-Cariño, me voy a dar una vuelta.
..-¿A estas horas? –pregunta extrañada Cintia, su mujer.
..-Sí, necesito despejarme –contesta él.
..Abre la puerta, entra en el ascensor y baja a la calle. Va al banco. Se acerca al cajero y saca 300 euros y se los funde en las tragaperras. Al final, al día siguiente, tiene que pedirle dinero a su madre para los gastos de la casa.
..Días después su mujer lo descubre todo (que ha sacado ese dinero y que su madre le ha prestado para los gastos). Él dice que le han atracado. Incluso, acompañado por ella, pone una denuncia.
..-¿Qué has comprado lotería? –dice su mujer viendo resguardos de bonolotos y primitivas en la mesilla.
..-Sí, a ver si hay suerte.
..Ella empieza a sospechar que hay algo raro. No tardarán en decirle que lo han visto jugando a las máquinas. Pero ella se resiste a creerlo.
..-¿Dónde está tu guitarra, Israel? –le pregunta un día su mujer.
..-Se la ha dejado a un amigo que sale en un coro.
..Empiezan a desaparecer cosas. Malvende esta y otras posesiones. Ya no puede tocar la guitarra, las joyas desaparecen, les han robado el coche.
..-No puedo más, Isra. Esto se ha acabado. Vete de aquí –le dice su mujer.
..Hasta qué punto no habrá llegado la situación para que su dócil y entregada esposa llegue a este límite. «Yo no sé qué pasa pero no puedo seguir contigo así, le dice Cintia». Entonces él se desmorona y le confiesa todo. Se derrumba el castillo de naipes. Ella, que en el fondo lo sabía, se quita la venda de los ojos, y como si hubiera estado conteniendo el llanto todo ese tiempo, lo deja ahora libre para inundarlo todo de lágrimas. No puede parar de llorar. Cuando el testimonio descubre la mentira el matrimonio ha acabado. No tiene solución.
..Meses después Isra vive con un yonqui en un bajo deplorable. Su familia le repudia, y en su trabajo lo soportan porque aún es eficiente. Cruza incluso la frontera para traer droga y ganar algún dinero. Hace un buen pase, pero se lo gasta todo en las máquinas. Tan sólo les compra unos muñecos de los del todo a 1 euro a sus hijos.
..-Hay que ver el Isra este –dice un tipo bajito que está sentado bebiendo cerveza en la plaza de enfrente del Salón de Juego que frecuenta nuestro protagonista.
..-Ya ves, está to enganchao a las máquinas –le contesta otro joven moreno y alto con un piercing en la ceja.
..El otro, que sostiene un porro entre sus dedos, sigue la conversación.
..-Sí, con todo el dinero que ha ganado con el pase que hicimos el otro día –dice– sólo le ha comprado una muñeca de los veinte duros a la niña. Lo demás se lo ha gastao tó en las máquinas.
..En ese momento, Isra aparece a lo lejos y se dirige hacia el Salón de Juego. Los saluda con la mano desde la puerta. Entra y se juega un anticipo que ha pedido en el bar donde trabaja. La partida le sale bastante bien, pero terminando perdiendo todo lo que gana.
..No mucho tiempo después, se da cuenta de que tiene un problema. Debe hacerle frente y superarlo. Debe dejar el juego.
..Meses después, con ayuda de la familia, con una nueva pareja, tratamiento psicológico, tomando inhibidores de impulsos y yendo a una terapia de grupo, Isra está mejor y ha dejado las máquinas. En los últimos tiempos lo preocupante no era sólo que jugara, además estaba muy nervioso a causa de esa adicción, a veces desvariaba y se portaba de forma muy impulsiva. También había empezado a beber alcohol y a consumir algunas drogas. Pero por suerte todo eso parece haber acabado.
..Un día, yendo hacia la asociación donde realizan las reuniones él y otros tipos con problemas de ludopatía, pasa por un edificio en construcción que hay bajo un puente a las afueras de la ciudad y escucha:
..-HJSHIIIIiiii.
..Mira hacia arriba, ve una gran piedra caer de una grúa y… TODO ACABA. .
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